SIN MUCHAS LUCES

No hubiera importado mucho que Pino Zamorano dejara continuar el juego con los focos de una banda apagados, casi tanto, como los atacantes de ambos conjuntos. Hay que decir que el Nástic ha sido peor que el equipo franjiverde, no que el nuestro haya sido mejor. Aún así, han tenido dos oportunidades muy buenas para llevarse el partido, sobre todo un remate que salvó Caballero tras un saque de falta, una falta tan descarada como innecesaria, producida por un fatigado Acciari. Una jugada que nunca debió suceder estuvo a punto de significar la derrota. Pero, desde luego, no hubiese sido justo que los tres puntos se quedaran en casa.

El Elche disfrutó de algunas más ocasiones que los catalanes, pero sin la contundencia necesaria para adelantarse en el marcador, algo habitual hasta ahora en los de Bordalás. Hemos vuelto a ver un equipo algo apático, que no tiene muy claro a lo que juega, y de nuevo, jugadores en posiciones nada habituales, como es el caso de Carpio en el lateral izquierdo; Kike Mateo en banda izquierda (a esto ya nos hemos acostumbrado pero no es su posición); David Sánchez de doble pivote junto con Acciari, para luego pasar a jugar de enganche con la entrada de Mantecón; Palanca, otro diestro por banda izquierda; etc.

En lineas generales, el equipo se esforzó y estuvo serio en defensa, con la novedad de Héctor Verdés, que supo cumplir su labor; y un Carpio que en tareas defensivas no sufrió el jugar a pierna cambiada. Del medio campo en adelante es donde vienen los problemas. Parece que hay poca movilidad sin balón y escasa capacidad para generar juego desde atrás. La falta de coordinación es más que lógica, pues todavía no han jugado ni dos partidos seguidos juntos, además de que algunos no lo hacen donde mejor se desenvuelven.

No obstante, esperemos que con la vuelta de Albacar, Pelegrín, Wakaso, un Bodipo en forma, y Santos recuperado, este Elche sea capaz de cambiar su imagen y parecer realmente un aspirante a los seis primeros puestos.

Cristóbal Martínez